lunes, 13 de octubre de 2008

Caixa Forum y Verona

De vuelta de la Desmembradora, y yo, como casi siempre, paradójicamente, huyo hacia ella para recomponerme. Recuerdo como se te desencajaba la cara cada vez que me dirigía a ella, tal vez por miedo a que lograra descomponernos. Y sin embargo su luz checa, la del salón de Luisa, o la del de Cristina, con el almendro en flor entreviéndose por la persiana de palillería, siempre me ha ayudado a esa recomposición. Supongo que no soy muy buena tranquilizando.Y te echo de menos, y la Desmembradora me garantiza el espacio para hacerlo, lentamente, como el sexo sin ansia bajo enredones arrojadizos, a veces crujientes y en ocasiones despechados (¿sabías que los etruscos yacían con sus mujeres bajo el mismo manto incluso cuando comían y que esto escandalizaba a los cronistas griegos?. Claro que lo sabes, eres tú el contador de historias...).
Extraña sensación la de añorarte no metafísica ni conceptualmente, y es que el hambre de mi esternón ahora viene de la mano de la Ansiosa; sino humana y físicamente. Y me paseo entre urnas de etruscas de alta alcurnia, observo los imperdibles de oro que usaban para sujetar sus mantos púrpuras (quizá tendría que haberte enganchado con uno de ellos) y levanto la mirada, bien alta, para buscarte entre la gente (siempre sobresalías del resto, cosa que para una miope que no supera la estatura media etrusca es reconfortante). Pero el imperdible está abierto y ahora no te encuentro, y me asusto, y la Melancólica me invade, como Roma a Etruria.


Y me siento tranquila, al menos la Iracunda me ha dado una tregua...

lunes, 6 de octubre de 2008

¿las meto en la lavadora?

Algo que escribí para ti

Feria del libro,
una noche de primavera,
y ya ves, que ya me hueles a verano.
A ese verano que me oprime,
que me desespera.
A ese aire,
masa espesa, que cansa mi pecho.
A ese amarillo intenso que lo inunda todo.
Y ya ves,
que me hueles a verano.
Pero no a ese verano,
sino también al que es verde.
A esa brisa que es como un soplo de vida.
Me hueles a estrellas,
a grillos,
a pan caliente.
Hueles a nosotros, a mi.
Y es que mi olor se ha impregnado en ti.
Hemos mezclado olores,
que al fin y al cabo son vidas.
Y las personas se unen de dos en dos,
o de tres en tres,
qué más da!,
para crear un nuevo olor;
un olor que sabe a casa, a amigos,
a sentimientos.
Un olor que sabe a nostalgia.
Es tu olor, nuestro olor,
que aparece en tu ausencia, entre sábanas,
entre papeles.
Un olor que pasa de sangre a horchata.
Y ya ves, que me hueles a verano.

19 de Mayo de 1998


hoy, diez años más tarde, he recogido las sábanas y el edredón (pero de él no quiero hablar, me recuerda a incomprensiones), últimos trozos de nuestro hogar con capacidad para impregnarse de olores, y huele a casa...
hasta nuestro olor me dejé allí
- ¿las debería meter en la lavadora? tal vez mañana...


domingo, 5 de octubre de 2008

Por qué luz Checa

Porque me gusta el matiz- aura que le da a las imágenes en sus películas,
calmo y onírico a la vez. Donde hasta las situaciones más trágicas y absurdas cobran un nuevo sentido gracias al técnico de luces (cómo tú en Cromañones).
Como el cristal de sus gafas de sol (de leopardo, me dijiste), que me hizo palpitar, provocando una leve arritmia. Un cambio de ritmo. Porque el mundo, que giraba bien rápido, se quedó enganchado, un milisegundo, y tras la aparente vuelta a la normalidad sólo aquellos husmeadores de detalles nos dimos cuenta que ya todo iba a ser diferente.
Porque las cosas se ven según el cristal de las gafas desde las cuales miras, y quiero
mirarlas con el de las de leopardo, con ese velo, con colores atenuados, con Luz Oblicua
- como un desayuno con jamón en Aracena, o en cualquier lugar, que por las mañanas el sol siempre es oblicuo
- en casa de Luisa, mi rincón Checo favorito
- en aquella casa modernista de aquel escritor en Moscú
- con Madeleine Peyroux cantando en nuestro salón un domingo por la mañana, mientras en la cama respiras tibiamente con la boca floja (como mis besos favoritos), y yo preparo mil bollitos con quesos para desayunar. Y la ropa de camilla inunda con su tono rojizo (de leopardo!) el rincón donde nos sentamos.
Y una de nuestras primeras citas,
- una cerveza
- cuál?
- La que sea, mientras no sea Cruzcampo
- Aquí tienes
Y hablamos de no sé qué, y me quedo pensando que hace mucho que no entraba en este bar (también aquí la luz es Checa), donde solía venir con El ruido de la Tele, y me resulta triste y extraño, y lejano en el tiempo.
- te gusta la cerveza?
- Sí, es suave...
- De donde es?
- A ver..., República Checa. Tú conoces la República Checa?
- No, no he estado. Te vendrías conmigo de vacaciones allí?
- (de nuevo una arritmia) Claro, por qué no?
- De verdad? (mirada directa a las palmeras).
- Claro! (y las palmeras se agitan con la brisa...)

Y por un segundo me pregunté sino sería una premonición... aunque luego me aclaraste que no, que se denomina Azar objetivo.

Y nos vamos a Chequia, en busca de la luz.