Mi crecimiento fue algodonado,
tanto,
que no funciono ágilmente ante el pasado de mi presente.
He sido la única,
la especial,
la primera,
siempre.
Ahora destronada.
Encajo a golpes de cucharada
los remiendos,
las coderas desgastadas,
las cremalleras que se atascan arriba.
Y siempre fui fetichista,
los objetos-sujetos de otros,
(activos o pacientes, ¿qué más da?)
guardan su esencia,
y ese rastro de energía me eriza la piel.
Y husmeo esa intimidad,
con violencia agazapada,
y siento que profano tumbas que no eran para mí,
pero en las que ya tengo las piernas enterradas.
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3 comentarios:
Me encanta el remate final, la última estrofa.
Un saludo!
el principio de la tercera estrofa es genial, y los dos ultimos versos uff
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